Arginina

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La Arginina es un aminoácido polar básico, aislado por primera vez de un brote de lupino en 1886 por el químico suizo Ernst Schultze.

En los adultos, la arginina es sintetizada por el cuerpo, especialmente en el riñón y el hígado, mientras que en los niños se define como un aminoácido esencial ya que debe tomarse a través de alimentos específicos, esto se debe a que sus cuerpos aún no pueden sintetizar la cantidad suficiente.

Tomada normalmente en cantidades entre 3,5 y 5 gramos por día, especialmente a través de carnes, frutas secas y alimentos vegetales ricos en proteínas (legumbres), la arginina también podría volverse esencial en adultos sometidos a dietas particularmente restrictivas, estrés psicofísico o trauma físico significativo.

Años y años de estudios nos han permitido caracterizar las funciones biológico-terapéuticas de la Arginina, identificando algunas de ellas de vital importancia para el organismo humano. Por ello, la integración con L-Arginina se ha vuelto fundamental en el curso de enfermedades cardiológicas, hipertensión, dismetabolismo, trauma quirúrgico, quemaduras severas y trastornos de la fertilidad masculina. Con cierto escepticismo, el uso de la L-Arginina también ha sido acogido por la dietética deportiva, por su posible actividad mioprotectora, anabólica y estructural.

En cosmética, la arginina se utiliza tradicionalmente en cremas y sueros hidratantes y en champús, acondicionadores, lociones y lociones para el cabello y el cuero cabelludo reestructurantes y fortalecedores. Se presenta como un polvo cristalino blanco, fácilmente soluble en agua. Ejerce una acción reparadora, acondicionadora e hidratante sobre la piel, ya que su estructura molecular le permite atraer el agua y mantenerla retenida, evitando la pérdida de humedad transepidérmica. El mismo mecanismo hace de la Arginina un excelente funcional para el cabello seco y estresado. La arginina también se puede utilizar como regulador de pH en algunas formulaciones.