Es un verdadero ritual de limpieza profunda de la piel que consta de dos fases:
FASE 1: Limpieza a base de aceite que funciona por afinidad.
FASE 2: Limpieza a base de espuma que funciona por contraste.
Cada buena rutina de cuidado de la piel comienza con una buena limpieza, ya que es esencial que la piel esté lista para todos los pasos siguientes. Por eso, la doble limpieza puede marcar realmente la diferencia en cada rutina de belleza diaria y darle al rostro un brillo radiante.
Limpieza a Base de Aceite: El aceite en el producto se une a todos los elementos grasos en la piel, como el maquillaje, el sebo y la suciedad, disolviéndolos eficazmente.
Limpieza a Base de Espuma: El limpiador espumoso contiene tensioactivos que permiten que el agua se una a la parte grasa. Cuando encuentra el sebo y la suciedad en la piel, forma estructuras llamadas micelas que pueden atrapar la parte grasa en su interior, al mismo tiempo que se unen al agua a través de su parte externa hidrofílica. Esto permite que sean arrastradas al enjuagar. Esta segunda fase actúa en profundidad, eliminando cualquier residuo, células muertas y opacidad de tu rostro.